Baile de locos

¿Qué pasa cuando, algo nos disgusta?, muchas veces ponemos nuestras ideas claras sobre la mesa y esperamos que nos las acepten, en mi caso hago eso, si miro y escucho que la persona no respeta mi punto de vista y como veo la vida, me quedo callada hasta que ese individuo se aburra, luego empieza un tiempo… un lapso de tiempo que se vuelve caótico, un momentum como yo lo he denominado, y últimamente lo empiezo a coger de mala gana, entonces es ahí donde comienza un desastre emocional para todo aquel que se me cruza, diciendo cosas fuertes y me comporto como una imbécil, solo para que no me lastimen.

Aquel baile, aquel ballet hermoso, que disfruto rompiendo el corazón de las personas que más amo, me quedo de espectadora mirando, como sus ojos se van poniendo lentamente vidriosos, y como sus manos se extienden, para cogerse la cara, halar un poco la piel y preguntarse ¿POR QUÉ ANTONIA, POR QUÉ ERES ASI CONMIGO?, ya te he dicho mi pequeño, un poco de violencia no caería mal, no quiero que me miren como aquella persona  sumisa y débil, aquella persona que con un solo te quiero, brinda todo para que seas feliz.

Lo he hecho mil y una vez, y sabiendo como soy, autocalificándome de nociva como la maldita nicotina, como aquellas sustancias que sabes que te hacen mal, pero la sigues consumiendo porque se vuelve tu droga, sí, sí, ¡EXACTAMENTE AMIGO BLOGUEER, COMO LA HEROÍNA!, así soy yo.  Una persona autodestructiva, que genera dependencia, una persona que hace creer una simple ilusión como un oasis en el desierto, para todo aquel que tenga sed, como un agujero negro, hermoso a simple vista, que establece gran curiosidad, pero con un hambre voraz para hacer daño y tragar todas las emociones que tiene el más cercano.

Sinceramente yo misma me doy miedo, me doy pánico, cuando pienso lo nociva que soy, no acepto como soy y termino arrepintiéndome de todo lo que hago, de todo lo que digo para no parecer débil, para no parecer de porcelana, para no parecer frágil y destructible como cualquier estatuilla echa de cristal, para que no me puedan utilizar y romper, pero termino, haciéndome daño yo misma, flagelándome cada vez que me miro al espejo. Luchando con mi yo, contra mi subconsciente, cuando el mismo te dice cálmate no continúes, te harás daño y harás daño a los demás y hago caso omiso y sigo, sigo con mi violencia, sigo con aquel baile, aquel ballet hermoso y glorificado de mi autodestrucción magnificada.