Esta es la
mirada a mi mundo, les abro una ventana para que puedan ser los
espectadores de esta carnicería en la
que yo soy la protagonista, hoy hablare de ANA o anorexia nerviosa, pero no
como definición sino como es vivir con
ella.
Me miro al
espejo y siento que debo cambiar todo lo que compone mi cuerpo, toda la grasa
que se encuentra en mis músculos la debo eliminar, poco a poco voy entrando en
este oscuro mundo, en un sueño de fantasías y de dolor… Se que está mal, pero
hay una vocecilla en mi cabeza que me dice “si comes, engordaras cada día más”
y me asusto así que dejo de comer; de repente todo empieza a dar vueltas, me
duele el estomago, mi cuerpo reclama comida, pero yo sigo a aquella voz, me
subo en la balanza que será mi amiga y mi enemiga a la vez y observo como los números
van disminuyendo, pero llega un momento en que
seguiré viendo el mismo número y me empiezo a desesperar, entonces entra
esa vocecilla que me vuelve loca cada vez que la escucho…. “ven conmigo, sígueme
que podrás alcanzar tu meta” es ahí cuando tomo fuerzas para no comer, pero de
repente llega alguien y me invita a una comida, sales con ellos y me sirven
aquel plato, lo miro, lo observo; ahí puestecito con un agradable olor, y mis
sentidos se agudizan mis pupilas se
dilatan y pienso en comer lo que se encuentra en la mesa… pero de nuevo aquella
vocecita vuelve a hablar y me dice “no comas” y así que dejo esa comida y me lleno enseguida.
Las
depresiones se vuelven cada día más fuertes y más seguidas, lloro y lloro y la
balanza cada vez se vuelve mi enemiga, por aquella depresión me aparto de mis amigos de mis seres queridos
y es ahí cuando me encuentro sola y cierro aquella ventana para que dejen de deleitarse
con mi carnicería.